domingo, 29 de diciembre de 2013

EL COLOR BLANCO

Al color blanco le acompaña siempre, como al negro, una pregunta: ¿es un color? No, si se habla de los colores de la luz. Pero en el sentido físico, en la teoría óptica, el blanco es más que un color: es la suma de todos los colores de la luz. En el arco iris, la luz incolora se descompone en sus siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Como color de la luz, el blanco no es propiamente un color.

Por lo que se refiere al simbolismo, el blanco es también indudablemente un color. Lo que es blanco no es incoloro. Y al blanco asociamos sentimientos y cualidades que nunca asociaríamos a otros colores.



 El color del bien y de la perfección

Blanco es el color de los dioses: el dios Zeus se aparece a Europa como un toro blanco, y a Leda como un cisne. El Espíritu Santo se presenta como una paloma blanca. Cristo es el blanco cordero. El unicornio blanco es el animal simbólico de la Virgen María. Y los ángeles son representados casi siempre vestidos de blanco y con alas blancas. El demonio en cambio tiene alas negras -casi siempre alas de murciélago.

El color de los dioses se convirtió también en el color de los sacerdotes. El blanco ha sido desde la antigüedad el color predominante en las vestiduras sacerdotales.

Fuera de estos blancos oficios y fuera de las iglesias, sólo el Papa viste de blanco. En la Iglesia Católica rige una regla sobre el color: cuanto más alto el rango eclesiástico, más claro el color de la vestimenta. El párroco viste de negro, el obispo de violeta, el cardenal de rojo, y el papa de blanco. El blanco es el color del rango supremo.

También en la moda tradicional masculina es el  blanco el color supremo. Internacionalmente la white tie -cravate blanche en Francia- es de rigor en las invitaciones a los grandes bailes. Pero esto no significa que el invitado deba acudir con una corbata blanca, sino algo muy distinto: los caballeros deben vestir frac, uno de cuyos complementos es siempre una pajarita blanca. Sólo los camareros usan con el frac una pajarita negra. Un invitado sólo puede usar pajarita negra con esmoquin. La white tie indica también cómo deben vestir las damas: traje de noche largo.

El blanco es el color absoluto. Cuanto más puro, más perfecto. Y cualquier añadido disminuye su perfección.

Leda y el cisne

El blanco femenino

"Blanco" es el nombre de color más comúnmente usado como nombre de pila, pero sólo de mujer. "Blanca" es en italiano Bianca, y en francés Blanche y Blanchette; del nombre celta "Genoveva" proviene Jennifer, y del romano "Candida" el inglés Candy, y el nombre inglés Fenella y el irlandés Finola significan también "blanca". También hay nombres de flores blancas usados como nombres de mujer; así Jasmine, Lili, Camilla y Margarita. Daisy es el nombre americano de margarita.

El blanco es femenino y es noble, pero también es débil. Simbólicamente, sus colores contrarios son el negro y el rojo, colores del poder y la fuerza. Su contrario psicológico es sobre todo el marrón. No hay ningún acorde en el que el blanco esté junto al marrón, pues nada puede ser a la vez puro y sucio, como nada puede ser a la vez ligero y pesado. El blanco es el color de la voz baja, y el acorde blanco-rosa-gris contiene todos los colores moderados y discretos.

En el simbolismo chino, el blanco pertenece al femenino yin. Y la astrología lo vincula a la Luna, símbolo también de lo femenino. Pero como el Sol es dorado, es lógico que sea el color plata el tono que conviene a la Luna, de ahí que la mayoría de los astrólogos sustituyan el blanco por el plata.




El luto blanco

El blanco como la ausencia de color: tal es el significado del blanco en el luto. Los trajes de luto blancos no son de un blanco radiante ni de tejidos brillantes. Quien guarda luto blanco, lleva ropas mates. Como el luto negro, el blanco expresa la renuncia a la representación personal de la persona que lo lleva.

El luto blanco es el más acorde con la idea religiosa de la reencarnación, que no considera la muerte como una despedida definitiva del mundo. En Asia, donde esta idea está muy implantada, el color tradicional del duelo es el blanco.

También en Europa estuvo en otros tiempos difundido el luto blanco. En muchas regiones, las mujeres se colocaban en los entierros grandes paños blancos que les cubrían la cabeza y el tronco. El luto de reinas y princesas era blanco. Su estatus no les permitía vestir de negro, como las personas corrientes. 

Funeral chino



La moda del blanco

Después de la Revolución francesa, y una vez pasada la moda más dispendiosa de todos los tiempos -la de los trajes rococó-, llegó la moda del imperio (hasta 1830). Las damas sólo vestían el vestido-chemise, un vestido sencillo sin mangas ni cintura, ceñido bajo el pecho y escotado. Especialmente llamativos eran los tejidos: transparentes, vaporosos y blancos. ¿Por qué de repente se puso de moda una ropa tan sencilla?

La razón de este cambio en la moda fue una vez más un cambio en la sociedad. La Revolución francesa significó la victoria de la burguesía sobre la antigua nobleza. Ahora los burgueses deseaban imponer sus valores, y los valores de la burguesía eran: libertad, igualdad y fraternidad.

La moda del periodo rococó estuvo envuelta en artificialidad: cinturas apretadas, pantorrillas acolchadas, el cabello bajo una peluca y la cara cubierta de blanco. El ideal de libertad exigía el "regreso a la naturaleza", y la nueva moda buscaba, en lugar de corsés, un aspecto natural.

La moda antigua, creada por la nobleza, era una demostración de riqueza, y lo que los burgueses deseaban demostrar era grandeza espiritual. Renunciar a los valores externos exigía subrayar los valores interiores.

Si la moda uniformizante de los jeans en el siglo XX quiso ser expresión de una actitud progresista que no juzga a nadie por su aspecto exterior, la moda única del vestido blanco del siglo XIX manifestaba la pertenencia a un estrato social que quería representar los verdaderos valores de la cultura.

Vestido imperio



¿De qué color vestían las novias?

El traje de novia blanco con corona y velo no es ninguna tradición antigua. La moda de la novia de blanco nació en el siglo XIX.

En Romeo y Julieta, de Shakespeare (1597), la condesa Julia Capuleto debe casarse por deseo de sus padres con el conde Paris. Julia tiene catorce años, que en su época era una edad adecuada para casarse. Todo estaba preparado desde hacía tiempo para una gran fiesta; se había contratado a los veinte mejores cocineros del país... pero la noche anterior a la boda, la madre de Julieta pregunta qué vestido llevará la novia. Julieta examina con su doncella los arcones y escoge un vestido que no se describe -el tema está resuelto. La condesa Julia no iba a llevar ningún vestido nuevo, no era costumbre hacerlo-.

La influencia de la Iglesia en las bodas empezó con el concilio de Trento (1545-1563). Entonces se dispuso que todo matrimonio se celebrase ante un párroco. Pero la ceremonia no tenía lugar en el interior de la iglesia, sino delante del pórtico. Hasta el siglo XIX, las personas de "buena familia" no se casaban ni siquiera delante del pórtico, sino en su domicilio particular o en algún salón, adonde acudía el párroco para oficiar el enlace. Allí se levantaba un altar provisional que inmediatamente después de la ceremonia se retiraba para seguir con el banquete y el baile.

En la novela de Charlote Brontë, publicada en 1847, Jane Eyre, la protagonista, institutriz en una casa rica, posee exactamente tres vestidos: uno para el verano, otro para el invierno y un tercero para ir a la iglesia. Y para la boda recibe un vestido nuevo de lana gris.

La primera mujer que se casó conforme a la moda actual fue la novia más famosa del siglo XIX: la reina Victoria de Inglaterra, que en 1840 contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Gotha. La reina vistió un traje de satén natural blanco y algo que causó sensación: un velo de novia. Una novia con velo en la cabeza era algo nuevo, pues el velo sólo se llevaba después de la boda.

El velo de novia de Victoria se interpretó entonces como el velo de una monja, de modo que ella se presentaba ante el altar como novia de Cristo. Pero tras el deseo de la reina de llevar velo había otra intención: quería apoyar a la industria inglesa de los encajes, que luchaba contra su competidora francesa. El deseo de la reina se cumplió, y su velo de novia hizo furor. Luego, la reina llevó siempre en la cabezas lo que parecía un pequeño pañuelo de encaje.


Boda de Victoria de Inglaterra y Alberto de Sajonia-Gotha

El cuello y el chaleco blancos: símbolos de estatus

Hace tiempo, el color de la camisa que llevaba un hombre en el trabajo era signo de su rango profesional. Los obreros vestían camisas azules o grises. En una camisa blanca podía reconocerse a los superiores, cuyo trabajo no manchaba. El color de los cuellos de las camisas era en Inglaterra y en Estados Unidos indicativo de la clase social: los blue-collar workers eran los obreros, y los white-collar workers, los oficinistas. En sus primeros años, la firma IBM obligaba por contrato a sus empleados a llevar siempre camisa blanca. Hasta 1970 no empezaron a aceptarse las camisas de colores en los empleados, y hasta 1990 entre ejecutivos y directivos.

La camisa blanca recién planchada era un símbolo de estatus cuando aún no había lavadoras ni tejidos resistentes. Los cuellos y los puños estaban abotonados a las camisas, de modo que no era preciso lavar y planchar la camisa entera. Las amas de casa más prácticas disimulaban con tiza la suciedad de los bordes.

Para que las prendas blancas se mantuvieran blancas, se las colocaba sobre la hierba. La hierba blanquea porque desprende oxígeno, y el sol y el aire decoloran los tejidos. Hoy se emplean como decolorantes la lejía y el agua oxigenada.

Aún hoy las camisas más elegantes son las camisas blancas. Y cuanto más elevada la posición profesional, más conservadora es la vestimenta. De ahí la expresión "delincuencia de cuello blanco" en referencia a quienes cometen fraudes o estafas en ciertos círculos financieros; o que se hable de "operaciones limpias" cuando se evita el derramamiento de sangre. Casi siempre se trata en estos casos de dinero oculto al fisco que fluye por oscuros canales hacia "cajas negras" pero cuando este tipo de operaciones salen a la luz pública, los implicados suelen salir "limpios" de ellas.




El blanco político

El significado político más notorio del color blanco es la señal de rendición. Quien no quiere o no puede seguir combatiendo, muestra una bandera blanca. El 29 de abril de 1945 se pidió  a la población de Múnich, a través de la radio, que colocara sábanas en las ventanas para que la ciudad pudiera esperar en paz a los soldados americanos sin oponer ninguna resistencia. Las sábanas eran las banderas blancas de la capitulación. Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945, y el 8 de mayo del mismo año toda Alemania colgaba sábanas en las ventanas, pues era el día de la capitulación sin condiciones, que dejaba ya atrás la Segunda Guerra Mundial.

Como color de banderas, el blanco, el color divino, ha sido casi siempre el color de la realeza, y como color de los movimientos políticos, el de la monarquía absolutista. El primer movimiento cuyos partidarios se llamaron a sí mismos "los blancos" surgió en 1814 en Francia tras la caída de Napoleón, cuando los Borbones se propusieron recuperar el poder. Lucharon bajo una bandera blanca con la flor de lis y propagaron el blanco como color de la monarquía -de origen supuestamente divino. Al "terror rojo" de la Revolución sucedió el "terror blanco" de la Restauración.

En la Revolución Rusa (1918-1920) lucharon los "rojos" contra los "blancos", los comunistas contra los defensores del despotismo zarista.

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