domingo, 29 de diciembre de 2013

EL COLOR BLANCO

Al color blanco le acompaña siempre, como al negro, una pregunta: ¿es un color? No, si se habla de los colores de la luz. Pero en el sentido físico, en la teoría óptica, el blanco es más que un color: es la suma de todos los colores de la luz. En el arco iris, la luz incolora se descompone en sus siete colores: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y violeta. Como color de la luz, el blanco no es propiamente un color.

Por lo que se refiere al simbolismo, el blanco es también indudablemente un color. Lo que es blanco no es incoloro. Y al blanco asociamos sentimientos y cualidades que nunca asociaríamos a otros colores.



 El color del bien y de la perfección

Blanco es el color de los dioses: el dios Zeus se aparece a Europa como un toro blanco, y a Leda como un cisne. El Espíritu Santo se presenta como una paloma blanca. Cristo es el blanco cordero. El unicornio blanco es el animal simbólico de la Virgen María. Y los ángeles son representados casi siempre vestidos de blanco y con alas blancas. El demonio en cambio tiene alas negras -casi siempre alas de murciélago.

El color de los dioses se convirtió también en el color de los sacerdotes. El blanco ha sido desde la antigüedad el color predominante en las vestiduras sacerdotales.

Fuera de estos blancos oficios y fuera de las iglesias, sólo el Papa viste de blanco. En la Iglesia Católica rige una regla sobre el color: cuanto más alto el rango eclesiástico, más claro el color de la vestimenta. El párroco viste de negro, el obispo de violeta, el cardenal de rojo, y el papa de blanco. El blanco es el color del rango supremo.

También en la moda tradicional masculina es el  blanco el color supremo. Internacionalmente la white tie -cravate blanche en Francia- es de rigor en las invitaciones a los grandes bailes. Pero esto no significa que el invitado deba acudir con una corbata blanca, sino algo muy distinto: los caballeros deben vestir frac, uno de cuyos complementos es siempre una pajarita blanca. Sólo los camareros usan con el frac una pajarita negra. Un invitado sólo puede usar pajarita negra con esmoquin. La white tie indica también cómo deben vestir las damas: traje de noche largo.

El blanco es el color absoluto. Cuanto más puro, más perfecto. Y cualquier añadido disminuye su perfección.

Leda y el cisne

El blanco femenino

"Blanco" es el nombre de color más comúnmente usado como nombre de pila, pero sólo de mujer. "Blanca" es en italiano Bianca, y en francés Blanche y Blanchette; del nombre celta "Genoveva" proviene Jennifer, y del romano "Candida" el inglés Candy, y el nombre inglés Fenella y el irlandés Finola significan también "blanca". También hay nombres de flores blancas usados como nombres de mujer; así Jasmine, Lili, Camilla y Margarita. Daisy es el nombre americano de margarita.

El blanco es femenino y es noble, pero también es débil. Simbólicamente, sus colores contrarios son el negro y el rojo, colores del poder y la fuerza. Su contrario psicológico es sobre todo el marrón. No hay ningún acorde en el que el blanco esté junto al marrón, pues nada puede ser a la vez puro y sucio, como nada puede ser a la vez ligero y pesado. El blanco es el color de la voz baja, y el acorde blanco-rosa-gris contiene todos los colores moderados y discretos.

En el simbolismo chino, el blanco pertenece al femenino yin. Y la astrología lo vincula a la Luna, símbolo también de lo femenino. Pero como el Sol es dorado, es lógico que sea el color plata el tono que conviene a la Luna, de ahí que la mayoría de los astrólogos sustituyan el blanco por el plata.




El luto blanco

El blanco como la ausencia de color: tal es el significado del blanco en el luto. Los trajes de luto blancos no son de un blanco radiante ni de tejidos brillantes. Quien guarda luto blanco, lleva ropas mates. Como el luto negro, el blanco expresa la renuncia a la representación personal de la persona que lo lleva.

El luto blanco es el más acorde con la idea religiosa de la reencarnación, que no considera la muerte como una despedida definitiva del mundo. En Asia, donde esta idea está muy implantada, el color tradicional del duelo es el blanco.

También en Europa estuvo en otros tiempos difundido el luto blanco. En muchas regiones, las mujeres se colocaban en los entierros grandes paños blancos que les cubrían la cabeza y el tronco. El luto de reinas y princesas era blanco. Su estatus no les permitía vestir de negro, como las personas corrientes. 

Funeral chino



La moda del blanco

Después de la Revolución francesa, y una vez pasada la moda más dispendiosa de todos los tiempos -la de los trajes rococó-, llegó la moda del imperio (hasta 1830). Las damas sólo vestían el vestido-chemise, un vestido sencillo sin mangas ni cintura, ceñido bajo el pecho y escotado. Especialmente llamativos eran los tejidos: transparentes, vaporosos y blancos. ¿Por qué de repente se puso de moda una ropa tan sencilla?

La razón de este cambio en la moda fue una vez más un cambio en la sociedad. La Revolución francesa significó la victoria de la burguesía sobre la antigua nobleza. Ahora los burgueses deseaban imponer sus valores, y los valores de la burguesía eran: libertad, igualdad y fraternidad.

La moda del periodo rococó estuvo envuelta en artificialidad: cinturas apretadas, pantorrillas acolchadas, el cabello bajo una peluca y la cara cubierta de blanco. El ideal de libertad exigía el "regreso a la naturaleza", y la nueva moda buscaba, en lugar de corsés, un aspecto natural.

La moda antigua, creada por la nobleza, era una demostración de riqueza, y lo que los burgueses deseaban demostrar era grandeza espiritual. Renunciar a los valores externos exigía subrayar los valores interiores.

Si la moda uniformizante de los jeans en el siglo XX quiso ser expresión de una actitud progresista que no juzga a nadie por su aspecto exterior, la moda única del vestido blanco del siglo XIX manifestaba la pertenencia a un estrato social que quería representar los verdaderos valores de la cultura.

Vestido imperio



¿De qué color vestían las novias?

El traje de novia blanco con corona y velo no es ninguna tradición antigua. La moda de la novia de blanco nació en el siglo XIX.

En Romeo y Julieta, de Shakespeare (1597), la condesa Julia Capuleto debe casarse por deseo de sus padres con el conde Paris. Julia tiene catorce años, que en su época era una edad adecuada para casarse. Todo estaba preparado desde hacía tiempo para una gran fiesta; se había contratado a los veinte mejores cocineros del país... pero la noche anterior a la boda, la madre de Julieta pregunta qué vestido llevará la novia. Julieta examina con su doncella los arcones y escoge un vestido que no se describe -el tema está resuelto. La condesa Julia no iba a llevar ningún vestido nuevo, no era costumbre hacerlo-.

La influencia de la Iglesia en las bodas empezó con el concilio de Trento (1545-1563). Entonces se dispuso que todo matrimonio se celebrase ante un párroco. Pero la ceremonia no tenía lugar en el interior de la iglesia, sino delante del pórtico. Hasta el siglo XIX, las personas de "buena familia" no se casaban ni siquiera delante del pórtico, sino en su domicilio particular o en algún salón, adonde acudía el párroco para oficiar el enlace. Allí se levantaba un altar provisional que inmediatamente después de la ceremonia se retiraba para seguir con el banquete y el baile.

En la novela de Charlote Brontë, publicada en 1847, Jane Eyre, la protagonista, institutriz en una casa rica, posee exactamente tres vestidos: uno para el verano, otro para el invierno y un tercero para ir a la iglesia. Y para la boda recibe un vestido nuevo de lana gris.

La primera mujer que se casó conforme a la moda actual fue la novia más famosa del siglo XIX: la reina Victoria de Inglaterra, que en 1840 contrajo matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Gotha. La reina vistió un traje de satén natural blanco y algo que causó sensación: un velo de novia. Una novia con velo en la cabeza era algo nuevo, pues el velo sólo se llevaba después de la boda.

El velo de novia de Victoria se interpretó entonces como el velo de una monja, de modo que ella se presentaba ante el altar como novia de Cristo. Pero tras el deseo de la reina de llevar velo había otra intención: quería apoyar a la industria inglesa de los encajes, que luchaba contra su competidora francesa. El deseo de la reina se cumplió, y su velo de novia hizo furor. Luego, la reina llevó siempre en la cabezas lo que parecía un pequeño pañuelo de encaje.


Boda de Victoria de Inglaterra y Alberto de Sajonia-Gotha

El cuello y el chaleco blancos: símbolos de estatus

Hace tiempo, el color de la camisa que llevaba un hombre en el trabajo era signo de su rango profesional. Los obreros vestían camisas azules o grises. En una camisa blanca podía reconocerse a los superiores, cuyo trabajo no manchaba. El color de los cuellos de las camisas era en Inglaterra y en Estados Unidos indicativo de la clase social: los blue-collar workers eran los obreros, y los white-collar workers, los oficinistas. En sus primeros años, la firma IBM obligaba por contrato a sus empleados a llevar siempre camisa blanca. Hasta 1970 no empezaron a aceptarse las camisas de colores en los empleados, y hasta 1990 entre ejecutivos y directivos.

La camisa blanca recién planchada era un símbolo de estatus cuando aún no había lavadoras ni tejidos resistentes. Los cuellos y los puños estaban abotonados a las camisas, de modo que no era preciso lavar y planchar la camisa entera. Las amas de casa más prácticas disimulaban con tiza la suciedad de los bordes.

Para que las prendas blancas se mantuvieran blancas, se las colocaba sobre la hierba. La hierba blanquea porque desprende oxígeno, y el sol y el aire decoloran los tejidos. Hoy se emplean como decolorantes la lejía y el agua oxigenada.

Aún hoy las camisas más elegantes son las camisas blancas. Y cuanto más elevada la posición profesional, más conservadora es la vestimenta. De ahí la expresión "delincuencia de cuello blanco" en referencia a quienes cometen fraudes o estafas en ciertos círculos financieros; o que se hable de "operaciones limpias" cuando se evita el derramamiento de sangre. Casi siempre se trata en estos casos de dinero oculto al fisco que fluye por oscuros canales hacia "cajas negras" pero cuando este tipo de operaciones salen a la luz pública, los implicados suelen salir "limpios" de ellas.




El blanco político

El significado político más notorio del color blanco es la señal de rendición. Quien no quiere o no puede seguir combatiendo, muestra una bandera blanca. El 29 de abril de 1945 se pidió  a la población de Múnich, a través de la radio, que colocara sábanas en las ventanas para que la ciudad pudiera esperar en paz a los soldados americanos sin oponer ninguna resistencia. Las sábanas eran las banderas blancas de la capitulación. Hitler se suicidó el 30 de abril de 1945, y el 8 de mayo del mismo año toda Alemania colgaba sábanas en las ventanas, pues era el día de la capitulación sin condiciones, que dejaba ya atrás la Segunda Guerra Mundial.

Como color de banderas, el blanco, el color divino, ha sido casi siempre el color de la realeza, y como color de los movimientos políticos, el de la monarquía absolutista. El primer movimiento cuyos partidarios se llamaron a sí mismos "los blancos" surgió en 1814 en Francia tras la caída de Napoleón, cuando los Borbones se propusieron recuperar el poder. Lucharon bajo una bandera blanca con la flor de lis y propagaron el blanco como color de la monarquía -de origen supuestamente divino. Al "terror rojo" de la Revolución sucedió el "terror blanco" de la Restauración.

En la Revolución Rusa (1918-1920) lucharon los "rojos" contra los "blancos", los comunistas contra los defensores del despotismo zarista.

jueves, 26 de diciembre de 2013

EL COLOR VERDE

En nuestra cultura occidental reciente, el color verde se asocia con lo ecológico y el cuidado del medio ambiente.  Y en épocas no tan antiguas también se relacionaba con la inmadurez y lo joven en sentido lato: "Ese asunto está verde" (está recién comenzando y no avanza) o "ése es un viejo verde" (varón entrado en años que gusta de enamorar a las jovencitas).

Sin embargo, el color verde tiene una significación más rica de la que usualmente se conoce. Baste decir que hace siglos se le consideraba el color de la burguesía y también el de la libertad, y que muchos nombres masculinos y femeninos están inspirados en ese color.




La naturaleza y lo natural

El empleo del verde como símbolo de la naturaleza muestra la perspectiva de la civilización. Sólo los habitantes de las ciudades hacen excursiones al "verde campo" y llaman a algún bosque el "pulmón verde"; sólo en la ciudad hay "zonas", "áreas" o "espacios verdes" administrados por los concejales de medio ambiente. El green numerado del golf es igualmente naturaleza artificial. En Alemania se dice que un aficionado a la jardinería tiene un "pulgar verde", y que en los suburbios esperan las "viudas verdes".

Con el adjetivo "verde" puede darse a múltiples fenómenos de la civilización una pincelada "natural". Una "cosmética verde" da a entender que emplea ingredientes naturales, y una "medicina verde" es la que pretende curar sólo con sustancias naturales. Hasta se ha dado el caso de que la publicidad de una empresa química aseguró que la suya era una "química verde".

El partido de "Los Verdes" no pudo nacer sino en una sociedad altamente industrializada, en la que la naturaleza había llegado a carecer de importancia, y se había visto reducida a "entorno". La elección del hombre fue inteligente: como color de la naturaleza, el verde resumía los objetivos del partido, y como color en sí, simbolizaba su posición independientemente entre los dos bloques políticos de "los rojos" y "los negros". 

La organización ecologista Greenpeace también eligió la palabra "verde", y a los ecologistas en general se les llama "verdes". 




El color de la vida y la salud

El color verde es símbolo de la vida en el sentido más amplio, es decir, no sólo referido al hombre, sino también a todo lo que crece. "Verde" se opone a marchito, árido, mortecino. El simbolismo es tan internacional como la experiencia: un inglés que se siente en plena forma está in the green.

Lo sano es verde, pues verdes son las sanas hortalizas, las verduras. En este sentido un "verde" en alemán es también un vegetariano. En el "mercado de frutas y verduras" se venden productos vegetales, que son siempre verdes o ligados a lo verde. Una "sopa verde" es siempre una sopa de verduras. Combinado con nombres de otros alimentos, el adjetivo "verde" designa la adición de verduras o hierbas -pasta verde, salsa verde. Aquí son posibles muchas invenciones culinarias: caviar verde para los menús exquisitos, pan verde, chocolate verde...

El verde es el color de la vida vegetativa como el rojo es el color de la vida animal. El acorde verde-rojo simboliza la vitalidad máxima.

El verde se halla también en el acorde de la felicidad, formado por los colores oro, rojo y verde -el oro representa la riqueza, el rojo el amor y el verde la salud.


"Nacimiento de Venus", de Botticelli

El color del amor incipiente, de Venus y de Tauro

También los sentimientos crecen, se desarrollan. En la poesía trovadoresca, el comienzo del amor es verde. La señora Minne, personificación medieval del amor en el mundo germánico, lleva un vestido verde. En Friedrich Schiller leemos acerca de un amor juvenil: "Nuestra relación está aún verde".

En este mismo sentido, una "joven verde" era una muchacha soltera. Y esta idea tenía incluso su nota visual: entre los atavíos verdes, los de color verde claro eran propios de las jóvenes solteras en edad de contraer matrimonio. No es que llevaran exactamente vestido de color verde claro, que eran muy poco prácticos; de este color eran los accesoires, los complementos. En la Boda campesina de Pieter Brueghel, la novia lleva un cuello verde claro. Las cofias que durante siglos llevaron las mujeres en las iglesias indicaban siempre el estado civil. Las de las mujeres solteras tenían bordados o encajes de color verde claro.

"Chiquita, ven, ven, siéntate a mi 'lado verde', quiero estar junto a ti, te quiero tanto...". Esta canción que Friedrich Schiller escribió en 1835 no suele faltar en el repertorio de los coros masculinos alemanes, pero lo que casi nadie sabe es que el "lado verde" es el lado izquierdo, el lado del corazón. Quien se sienta al "lado verde" de alguien, queda cerca de su corazón. Este mismo sentido tiene la expresión alemana man ist jemandem nicht grün (no ser verde con alguien) -no soportar a alguien, o guardarle rencor-.

Para los romanos, el verde era el color de Venus. Venus es la diosa de los jardines, las huertas y las viñas. Y entre los griegos, Afrodita (Venus) era la diosa de la belleza y del amor. Venus corresponde al signo de Tauro, por eso la mayoría de los astrólogos asigna a Tauro el color verde.


Bandera de Arabia Saudita


El color sagrado del Islam

El color favorito del profeta Mahoma (570-632) era el verde. Mahoma llevaba un manto y un turbante verdes. 

La más valiosa reliquia del Islam es el sandshak-i-sherif, la bandera santa, que es verde y está bordada en oro. Es la bandera que el profeta llevó en la guerra que concluyó con la conquista de La Meca. La bandera verde tiene un significado muy destacado: cada mahometano tiene el deber de seguirla en la guerra contra los infieles. De este modo se convirtió el Islam en una religión mundial.

Verde es el color del profeta, el color del Islam y el color de la Líga Árabe. Todos los Estados miembro tienen el verde en sus banderas. En la de Arabia Saudí, patria de Mahoma, hay esta inscripción: La illaha illa Allah wa Muhammed ur-rusul Allah, "No hay más que un Dios, y Mahoma es su profeta". Debajo, un sable en recuerdo de la guerra en nombre de la fe.

La predilección de Mahoma por el color verde no se trataba de ningún gusto personal. Mahoma, el que difundía las revelaciones de Dios tal como se recogen en el Corán, profetizaba a quienes llevaban una vida de respeto hacia Dios la recompensa de un más allá pleno de alegrías para los sentidos, un paraíso encantador de verdes prados floridos, bosques umbríos y oasis perpetuos. El verde era el color dominante en el paraíso -una idea que sin duda entusiasmaba a un pueblo que vivía en el desierto-.


El dios Osiris

Verde masculino y verde femenino

Los simbolismos dependen de la cultura, porque en las diferentes culturas se dan diferentes modos de vivir. Preguntarse cuál es el significado del verde es plantearse al mismo tiempo interrogantes acerca de las circunstancias vitales.

En medio del desierto, la naturaleza verde es grandiosa, y el color verde equivale a bienestar material y espiritual. Como color sagrado del Islam, como color de la vida eterna, el verde es, por supuesto, masculino.

También para los antiguos egipcios el verde era masculino. El dios Osiris tenía la piel verde. Es el dios de la vida -y a la vez de la muerte. En las religiones que creen en un renacer a otra vida eterna, esto no es ninguna contradicción. A Osiris se le llamaba también el "Gran Verde".

Y los animales verdes eran sagrados. En las pirámides se han hallado miles de cocodrilos momificados. Por eso tiene un doble significado el que el Dios del Antiguo Testamento enviara a Egipto una plaga de langosta. Egipto debía sucumbir a sus animales verdes.

Pero en el norte de Europa, donde el verde es sobreabundante, la experiencia enseñó que la verde exuberancia no es una garantía de riqueza, ni siquiera de supervivencia. Donde el verde es cotidiano, aparece también como color de algunos demonios. Y como color cotidiano y negativo es, según la forma tradicional de pensar, un color femenino: con la serpiente verde y con Eva empezó, según la doctrina cristiana, el mal en el mundo. El verde es femenino en cuanto color de la profana naturaleza.

Existen multitud de nombres de mujeres "verdes". "Flora" es la diosa romana de las flores y las plantas. "Silvia" significa "selva" o "bosque" en latín, como "Witta" en antiguo alemán. "Linde" o "Linda" es el nombre de un árbol (tilo), como también el francés "Yvonne", que es tejo, y "Olivia" es olivo. El árbol del laurel inspiró los nombres de "Laurenzia" y "Laura", además del nombre griego "Dafne". El nombre francés "Chloé" es "verde de mayo" -un verde claro como el del cloro-. También tenemos el nombre español "Esmeralda".

Pero el verde es tan equilibrado, que también hay numerosos nombres "verdes" de varón: de laurus, laurel en latín, proceden los nombres "Laurin", "Lorenzo" y "Lars". "Florián" es la forma masculina de Flora. "Oliver" es olivo. "Yves" procede del tejo. Y del antiguo alemán witu (=Wald, bosque) provienen los nombres "Veit", "Vitus", "Vito". 


La boda de los Arnolfini

El color burgués

Con hojas frescas de abedul, aliso y manzano, y con las cortezas de estos árboles, pueden teñirse de verde algunos tejidos. También con aquilea, brezo, musgo, helecho y liquen. El procedimiento es sencillo: se trata la lana con una lejía desengrasante para que pueda recibir el color, y luego se cuece durante unas horas, o a veces durante unos días, en un recipiente junto con esas plantas. Estos tintes eran baratos e inocuos, pero los tonos verdes que daban eran pálidos o parduscos. Y los tejidos se decoloraban rápidamente con la luz y  el lavado. La poca permanencia de este verde hizo del color verde símbolo cromático de la infidelidad. En una canción trovadoresca francesa, un caballero se lamenta así por su amada: "Ha cambiado el azul por el verde" -es decir, le ha sido infiel-.

Un verde intenso exigía un doble teñido: primero se teñía de amarillo con azafrán, con flor de cardo o con hierba amarilla, y luego de azul con glasto o con índigo. Sólo así podía darse a los tejidos un color verde intenso. Y cuanto más luminoso era el verde, más elegantes eran las telas.

En La boda de los Arnolfini, de Jan van Eyck (1434), la novia lleva un manto de color verde luminoso. Todo el mundo sabía que aquella mujer era muy rica. El señor Arnolfini, el novio, lleva un manto de piel noble de color marrón oscuro; era banquero, pero no noble -de otro modo, ambos novios hubieran ido vestidos de rojo. Su riqueza se aprecia también en la extensión de sus mantos: abundantes pliegues, una cola y, en las anchas mangas, una serie de volantes -y ello en una época en que las telas eran tan caras, que "ser rico" equivalía a "estar envuelto". No obstante, en aquella época, esta riqueza se habría reconocido a primera vista sólo reparando en el verde luminoso.

Cuán detalladas fueron durante siglos las reglamentaciones y prescripciones sobre los colores de las vestimentas, lo muestra una ordenanza de Brunswick de 1653, en la que dispone incluso sobre los colores de las arcas de madera en las que las mujeres guardan sus ajuares, ser, "para el primer estado, rojo, para el segundo, verde y rojo, para el tercero, verde claro y oscuro, y para el cuarto de escaso color". El rojo era el color de la nobleza, y el verde el de la burguesía, y aún para ésta había diferencias: verde escaso, verde claro y verde oscuro para los burgueses pobres, y verde puro para los más ricos.

En los antiguos retratos, un fondo verde indicaba que el retratado era un burgués. El verde era el color que identificaba a todo lo burgués. Incluso la Mona Lisa de Leonardo (1503) lleva un vestido verde. Aún se desconoce quién era Mona Lisa -sólo se puede asegurar que no era una dama de la nobleza.


San Patricio y el trébol


El color de la libertad y de los irlandeses

En el siglo XIX, el verde se convirtió en el color de los movimientos burgueses contrarios al dominio absolutista. La libertad era verde.

La bandera verde, blanca y roja se inspiró en la bandera tricolor francesa. El rojo y el blando eran los antiguos colores de Italia, y el verde simbolizaba "el derecho del hombre a la libertad y la igualdad".

El color verde tiene un significado especial en Irlanda. Es el color nacional de la "isla verde". En Irlanda es además el color del catolicismo desde que Guillermo de Orange sometiera a Irlanda como rey inglés. Guillermo de Orange era protestante, y el color de la casa de Orange era el naranja, por lo que los católicos irlandeses declararon el naranja el color de los protestantes, y el verde, el color nacional irlandés, el color del catolicismo. En Irlanda, un "verde" es un católico. El símbolo de Irlanda es la hoja de trébol con la que San Patricio explicó a los irlandeses la trinidad de Padre, Hijo y Espíritu Santo.




sábado, 14 de diciembre de 2013

EL COLOR AZUL

Hombres y mujeres se visten con frecuencia de azul, pues queda bien para toda ocasión y en todas las estaciones. El azul es también el color preferido para los automóviles, tanto para las limusinas de lujo como para los pequeños utilitarios. En las viviendas, el azul resulta frío, pero tranquilizante, y se usa en dormitorios. Sólo hay un ámbito donde el azul no goza de aceptación: no comemos ni bebemos prácticamente nada de color azul.

El azul tiene su significado más importante en los símbolos, en los sentimientos que a él asociamos. El azul es el color de todas las buenas cualidades que se acreditan con el tiempo, de todos los buenos sentimientos que no están dominados por la simple pasión, sino que se basan en la comprensión recíproca. No hay ningún sentimiento negativo en el que domine el azul. No es extraño que el azul tenga tanta aceptación.





El color de la simpatía y la armonía

El azul es el color más nombrado en relación con la simpatía, la armonía, la amistad y la confianza. Estos son sentimientos que sólo se acreditan con el tiempo, que casi siempre nacen con el tiempo y que siempre se basan en la reciprocidad.

¿Por qué la mayoría de los humanos asocia el azul a estos sentimientos, que son sentimientos "sin color" en el sentido más fiel de la expresión? ¿Es que las personas sencillamente transfieren su color preferido a las mejores cualidades? No, puesto que también las personas que tienen el rojo o el negro o cualquier otro color como su color favotiro sienten que, en este orden, el azul es el color básico, el color adecuado.

Y es que cuando asociamos sentimientos a colores, pensamos en contextos mucho más amplios. El cielo es azul, y por eso es el azul el color divino, el color de lo eterno. La experiencia continuada ha convertido al azul en el color de todo lo que deseamos que permanezca, de todo lo que debe durar eternamente.

Y no es casual que el verde sea el segundo color más nombrado para estos sentimientos. En contraste con el azul divino, el verde es terrenal: el color de la naturaleza. En el acorde azul-verde se unen cielo y tierra. En el verde, el azul divino se convierte en azul humano.

Flores azules en el retrato de Madame de Pompadour


¿Por qué la fidelidad es azul?

El efecto psicológico del azul ha adquirido un simbolismo universal. Como color de la lejanía, el azul es también el color de la fidelidad. La fidelidad tiene que ver con la lejanía, pues la fidelidad sólo se pone a prueba cuando se da ocasión para la infidelidad.

La fidelidad no es una virtud que pueda demostrarse a simple vista, y las flores azules que simbolizan la fidelidad -el nomeolvides, la flor del cardo, la de la madreselva- son también poco vistosas.

En la poesía de los trovadores aparece una mujer llamada Staete que es la encarnación de la fidelidad -staete significa "constancia"-. Esta mujer iba vestida de azul. En el retrato más famoso de Madame Pompadour, pintado en 1758 por Francois Boucher, hay una pequeña flor azul en el pecho de la retratada, justamente donde el corazón -y es que el cuadro era algo más que una representación de su belleza y elegancia: era una declaración de amor a Luis XV, para el que se hizo retratar-.

En inglés, el azul aparece especialmente ligado a la fidelidad: true blue (fiel hasta la médula) es una unión de color y sentimiento sólida e inteligible. En Inglaterra es todavía más frecuente considerar el azul como el color de la fidelidad y la confianza.




El color de las cualidades intelectuales y masculinas

El azul es el color principal de las cualidades intelectuales. Su acorde típico es azul-blanco. Estos son los colores principales de la inteligencia, la ciencia y la concentración. La deportividad no es ninguna cualidad intelectual, pero goza de una consideración social tan alta, que en ella domina igualmente el acorde azul-blanco.

Es perfectamente lógico que el azul sea el color principal de lo masculino. No obstante, según la antigua simbología, el azul es el color femenino. El azul es el polo pasivo, tranquilo, opuesto al rojo activo, fuerte y masculino. Lo que hace que el azul se asocie a lo masculino es el color con que se viste a los recién nacidos -rosa para las niñas, azul celeste para los niños-. El segundo color más nombrado para la masculinidad es el negro; ésta es una asociación que corresponde más bien a la imagen tradicional del hombre fuerte.




El azul femenino

Tradicionalmente, el azul simboliza el principio femenino. El azul es apacible, pasivo e introvertido, y el simbolismo tradicional lo vincula al agua, atributo, asismismo, de lo femenino.

En todas las lenguas se han usado nombres de colores como nombres de pila. De unos colores, o de cosas que los tienen, se han hecho nombres predominantemente femeninos, y de otros, nombres predominantemente masculinos. Esto ya indica si un color es simbólicamente masculino o femenino. El azul es en esto inequívoco: con nombres de cosas azules se han creado nombres de mujer.

Del adjetivo latino caelestis, azul celeste, proceden nombres como Celestina, Celina, Coelina y Selina. Del "azul celeste" en otras lenguas salieron los nombres de Urdina, Sinikka y Saphira. Y Bluette, nombre francès de la flor del aciano, es también un nombre de mujer. Iris también es una flor azul y un nombre de mujer. En cambio no hay más que un nombre masculino azul: Douglas, que significa "azul oscuro".

Anillo con piedra de azul real



El azul real y el azul plebeyo

Vestir de rojo era en la edad media un privilegio de los nobles, mientras que de azul podía ir cualquiera -aunque no de todos los tonos de azul-. El azul celeste luminoso era un color noble, era el azul de la nobleza. De Asia se importaban tejidos de seda teñidos con índigo. La producción de seda era para los europeos algo tan misterioso como la de ese azul. Desde el siglo XIII, los mantos de la coronación de los reyes franceses eran de color azul brillante. En el siglo XVII, en la época de Luis XIV -cuando se legalizó el índigo-, el azul era color de moda en la corte. El propio Luis XIV diseñó personalmente un jubón azul bordado de oro y plata, y todos los cortesanos soñaban con aquel jubón azul, pues vestirlo era una concesión especial del rey. Este hermoso azul recibió el nombre de "azul real", y hoy es muy apreciado como color para tinta.

La lana y el lino no decolorados, cuando se teñían con glasto tomaban un color azul turbio y como sucio. Era el color de las clases bajas, que también usaban los criados y los siervos -algo muy práctico, pues el azul es el color sobre el que menos se nota la suciedad.

La indumentaria laboral acabó tiñéndose de índigo en el mundo entero. De quien en el trabajo usa un blusón azul, un mandil azul o un mono azul se dice en algunos países que es un "hombre azul" o que tiene una "profesión azul". En Norteamérica e Inglaterra se llama a los obreros blue-collar workers (trabajadores de cuello azul), en oposición a los white-collar workers, los que usan cuello blanco y corbata, es decir, a los oficinistas.

En 1850, el bávaro Levi Strauss inventó los tejanos (en inglés, blue jeans) concebidos como indumentaria de labor para buscadores de oro y cowboys. Naturalmente se tiñeron de índigo. Su nombre proviene de bleu de Genes, es decir "azul de Génova", así llamado por los marinos de Génova que importaban el índigo. Bleu de Genes se americanizó en blue jeans.




El color de la paz y el color de Europa

En los países socialistas se declaró el azul color de la paz. En las celebraciones se despliegan tres banderas: la nacional del país, la roja del socialismo y una azul sin figura alguna, la bandera de la paz.

La bandera azul como símbolo de unión pacífica se hizo popular en todo el mundo. Cuando menos por razones prácticas, una bandera simplemente azul nunca podrá ser una bandera que pueda izarse en la guerra -una enseña azul con el cielo como fondo, es difícil de ver. La bandera de las Naciones Unidas muestra sobre su fondo azul celeste un globo terráqueo en perspectiva polar rodeado por dos ramas de olivo que simbolizan la paz. 

La bandera de Europa existe desde 1986. Sobre fondo azul, doce estrellas doradas simbolizan en ella la comunidad de las naciones europeas.